El impétigo es una infección bacteriana superficial y contagiosa de la piel causada generalmente por Staphylococcus aureus y/o Streptococcus pyogenes.
Es más frecuente en niños de 2 a 5 años, aunque individuos de cualquier edad pueden verse afectados por esta afección bacteriana. Estudios recientes indican que 111 millones de niños y hasta 140 millones de personas se ven afectados en un momento dado en los países desarrollados.
Clínicamente, existen dos variantes: el impétigo no bulloso, más frecuente y que representa hasta el 70% de los casos, y el impétigo bulloso, menos frecuente. El impétigo no bulloso está causado por S. aureus y Streptococcus β-hemolíticos del grupo A, y suele manifestarse en forma de pequeñas ampollas intraepidérmicas, que posteriormente forman lesiones costrosas de color amarillo-marrón alrededor de la cara, sobre todo la nariz y la boca, pero pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo. Las lesiones suelen medir menos de 2 cm, no son dolorosas o lo son mínimamente y no presentan eritema ni síntomas constitucionales. Las formas más graves pueden asociarse a prurito, eritema, erosiones costrosas, fisuras y olor. El impétigo bulloso está causado por cepas de S. aureus que producen toxina exfoliativa A, una toxina que provoca la pérdida de adhesión celular en las capas epidérmicas superficiales. Las lesiones suelen ser ampollas superficiales grandes, transparentes y flácidas (bullas) antes de romperse, dejando erosiones redondas que se convierten en costras. El impétigo bulloso suele aparecer en zonas intertriginosas del tronco y las extremidades.
El tratamiento con antibióticos debe iniciarse lo antes posible debido a la alta contagiosidad de la enfermedad, las molestias asociadas y el mal aspecto estético.
BIBLIOFRAFÍA: